viajes al pais de nunca jamás

Peter Pan cuida de los niños perdidos.
Viste de colores alegres y vuela como ninguno, sabe escupir, silvar, saltar, correr, trepar, cantar, dibujar, garabatear, preparar postres de rico helado con golosinas, contar cuentos, hacer que se pasen los enfados, gastar bromas, vencer al capitan Garfio una y mil veces, conversar con las sirenas, jugar con los indios, sabe casi de todo...menos hacerse mayor...porque si no, ya no sería nuestro Peter Pan, y los niños perdidos, no sabríamos como encontrarnos.

Uno de los juegos preferidos de los niños perdidos, es hacer ver que son indios de dos tribus diferentes,improvisar carreras hasta lo alto de la Montaña del Cuervo y trepar por los árboles para luego saltar encima de los contrincantes en la prueba de obstáculos.
El equipo que gana, ha de invitar a un festín de golosinas y jaldencias al otro equipo, con lo cual, nunca pierde nadie.
El material ideal para construir los arcos y las flechas, es la vara de sauce de verano, por eso se pasan tardes enteras del mes de Agosto, tirados a la sonbra de las palmeras de la playa, dando forma y curva a los enseres de juego de cada nueva temporada.
Los juegos empiezan cuando acaba la calor del verano, porque claro, los niños perdidos no son nada de nada tontos, y cuando a uno se le puso muy mal aspecto despues de andar correteando a más de 40 grados centigrados, según dijo con mucha seriedad Peter Pan, todos los demás vieron que era mejor esperar a que pasasen los rigores del calor. Para curarle le dieron 29 helados de arandano y otros 72 de leche merengada, con lo cual el niño, se indigestó una barbaridad, y engordó 12 kilos de repente , según observó Peter, que tenía un día muy observador, aún no ha adelgazado ni un gramo, y todos le llaman Bola Redonda desde entonces.
Pero de eso hace ya muchos veranos, y a ninguno se le ha puesto ese fatal mal aspecto de mucho calor desde entonces.

La amiga de Peter Pan, Campanilla.
Entre las hadas, es considerada una de las más traviesas y juguetonas, se podía pasar horas y horas del parasiempre del nuncajamás moviendo las alas de un lado a otro buscando y encontrando nuevos paisajes para sus juegos, rociando de polvo de estrellas todo a su paso.
Tenía muchos defectos, era caprichosa, coqueta, inconstante, y con tendencia a esconderse de los demás niños perdidos cuando entristecia, no todo el mundo lo sabe, pero las hadas no son perfectas, y no todo el mundo sabe que eso es lo que las hace tan encantadoras.
Peter Pan lo sabía, y sabía tambien que el corazón mágico de Campanilla no era proporcionado a su tamaño.
Inoportunamente, su corazón la hacía variar de tamaño según su estado de ánimo, alguna vez, hasta se había vuelto completamente invisible. Y en otras ocasiones, casi llegó a medir 159 cm. de estatura, cosa muy sobrenatural en el mundo de las hadas.
Campanilla solía pasar a menudo unos días de vacaciones en las praderas de la Flor de la Salvia, su lila era tan intenso, su aroma tan embriagador, y sus raices y tallos tan fuertes, que los ramos que llevaba para regalar a los indios del Valle del Oso, servian para engalanar los techos de las tiendas y ahuyentar al miedo.

Uno de los mapas que dibujó el niño perdido Peter Pan, era el Valle del Arroyo de donde brota el Agua de la Vida.
Toda agua, es el agua de la vida, sin embargo, en el país de Nunca Jamás, las cosas son diferentes, y, por tanto, para Peter, ese árbol era especial.
Le gustaba reunirse allí, al atardecer, con los demás niños perdidos, descansar de toda una jornada de juegos y bromas,o de peleas y escaramuzas con los piratas, y comer palosantos ,mandarinas o rojas cerezas.
Pintarse las manos lilas de higos y rojas de granadas mientras conversaban y se regodeaban de ellos mismos, por guapos y valientes.
Intrépidos capitanes de veloces barcos que pasaban los días sin más preocupación que no pensar en que pasará mañana.

...en la isla de las Manzanas Doradas, juegan los niños perdidos, si se quiere llegar hasta allí,como todo el mundo sabe, aunque no todos recuerdan...la segunda estrella a la derecha, siguiendo la senda de los mapas secretos que se dedibuja de la memoria sin tiempo.
Cada niño y niña tiene una pluma de ala de cisne, que guarda en una cajita de madera de cedro perfumada de benjui muy suave,donde sus colores preferidos y 4 o mil pensamientos alegres se escapan de los relojes.
Por supuesto, y sin lugar a dudas, los tres ingredientes mágicos para volar: fé, confianza...y polvo de estrellas.